El problema no son los coches, son los asientos vacíos

"El problema no son los coches, son los asientos vacíos"

En España, el 85 % de los conductores circula solos. Esta realidad significa millones de coches con asientos vacíos, ocupando espacio en las ciudades, generando más tráfico, más emisiones y un consumo energético que no podemos permitirnos.

Que se plantee prohibir circular en solitario puede sonar extremo. La cuestión es si queremos esperar a que la norma nos obligue… o empezar a movernos mejor desde hoy. Los atascos no son un problema nuevo. Solo en Madrid se realizan más de 15 millones de desplazamientos diarios y, a nivel global, hablamos de más de 100.000 millones de viajes urbanos cada día, una cifra que crecerá un 50 % antes de 2035.

El coche privado sigue siendo la opción más utilizada porque es cómodo y flexible, pero también es el principal responsable del colapso. Cuando dos personas viajan juntas, el efecto es inmediato: se reduce a la mitad el número de vehículos en circulación, las emisiones de CO₂ y el consumo de combustible. El ahorro económico es igualmente significativo: un conductor puede reducir hasta 1.200 euros al año en costes de transporte, mientras que un pasajero puede ganar más de una semana de vacaciones en tiempo y dinero ahorrados.

Y lo más importante: cada trayecto compartido significa un coche menos en un atasco.

Incentivos, no prohibiciones

La propuesta de prohibir circular solo en coche puede parecer extremista y generar resistencia social y económica, especialmente en un país donde el automóvil es la segunda industria nacional. La solución no pasa por prohibir, sino por incentivar que más personas viajen acompañadas. En España ya hay municipios pioneros que premian a los conductores y pasajeros a través de los Certificados de Ahorro Energético, que convierten la reducción de emisiones en beneficios económicos directos. A ello se suma la nueva Ley de Movilidad Sostenible, que obligará a las empresas con más de 500 empleados a contar con planes de transporte responsable, abriendo la puerta a que millones de trabajadores accedan a opciones más económicas y sostenibles.

Mucho más que movilidad

Compartir coche no es sólo eficiencia: es comunidad. En polígonos industriales, universidades o zonas rurales con poco transporte público, viajar acompañado está resolviendo problemas de acceso al empleo, reduciendo el absentismo y mejorando la conciliación familiar. También en entornos urbanos saturados, donde cada asiento ocupado significa menos contaminación, menos estrés y más bienestar colectivo.

El cambio empieza en el asiento de al lado

La movilidad del futuro no se construirá con más coches, sino con más colaboración. No necesitamos esperar a que se prohíba viajar solos: podemos transformar la manera en que nos movemos desde hoy. Porque compartir no es perder libertad, es ganar en todo: menos tráfico, menos gasto, menos emisiones y más comunidad.

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